Cada vez más personas están dejando atrás los imponentes rascacielos para apostar por edificios más pequeños y exclusivos, donde la privacidad, el diseño sofisticado y un ambiente de club privado se convierten en los grandes protagonistas.
De hecho, inversionistas y familias latinoamericanas están encontrando en estos espacios una alternativa atractiva para alejarse del bullicio de grandes ciudades como Bogotá, Buenos Aires o Ciudad de México.